Una tasa de alcohol por encima de los 0,60 mg/l supone la comisión de un delito y conlleva una pena de prisión que oscila entre los seis a los doce meses, así como la correspondiente multa o imposición de la realización de trabajos en beneficio de la comunidad. Además, también conlleva la pérdida del permiso de conducir durante un período de uno a cuatro años.